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El Arzobispo de Santiago inauguró el Congreso de acogida cristiana en el Camino de Santiago

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Inma Tamayo

En su intervención de apertura del “II Congreso Internacional de Acogida Cristiana en el Camino”, que se inició en Santiago el pasado martes, monseñor Barrio dijo que “la iglesia particular de Santiago de Compostela sale al encuentro de todos los peregrinos, creyentes y no creyentes, ofreciéndoles su acogida en el amplio “Atrio de los Gentiles” de la Plaza del Obradoiro, atrio del Desconocido, a la vez que los invita a entrar en el espacio sagrado, a franquear el magnífico Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo y entrar en la catedral para hacer un rato de oración, para algunos oración a un Dios conocido por la fe, para otros una oración al Dios Desconocido”. Un centenar de personas se dieron cita en la primera jornada de este encuentro, que en esta ocasión se celebra bajo el lema “El Apóstol Santiago y la búsqueda de Dios en el Camino”.

 El Aula Magna del Instituto Teológico Compostelano (ITC) fue el marco de acogida de la sesión inicial del “II Congreso Internacional de Acogida Cristiana en el Camino”, una cita a la que acuden expertos y especialistas en el fenómeno jacobeo de varios países. Segundo Pérez López, deán de la Catedral compostelana, fue el encargado de la inauguración de este encuentro y en su intervención aludió a la necesidad de tener presente la naturaleza de la ruta jacobea como “un camino de espiritualidad, conversión y devoción al Apóstol Santiago”. En la sesión inaugural estuvieron presentes, además, el obispo auxiliar de Compostela, monseñor Jesús Fernández González, y el obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor Manuel Sánchez Monge.

 En su conferencia de comienzo de las sesiones de trabajo del congreso, el arzobispo compostelano habló sobre “La peregrinación a Santiago como encuentro interreligioso y cultural”. En su ponencia aludió a la Plaza del Obradoiro como Atrio de los Gentiles, un espacio idóneo para el diálogo sobre la transcendencia. 

 “En la meta de la peregrinación jacobea”, dijo monseñor Barrio, “frente a la magnífica obra maestra de la cultura religiosa hispana, la catedral de Santiago de Compostela, se abre un gran atrio, la Plaza del Obradoiro, el lugar simbólico más adecuado para dar un nuevo impulso al encuentro respetuoso y amistoso entre personas de convicciones diferentes. … A imagen del templo de Salomón, la Plaza del Obradoiro debe ser el “Atrio de los Gentiles”, donde naturalmente tienen cabida los valores fundamentales del Evangelio, que no quitan nada a la actividad humana, sino que la sitúan en la dimensión que le corresponde, confiriéndole su significado auténtico”. 

 El arzobispo compostelano citó en su conferencia a San Juan Pablo II y al Papa emérito Benedicto XVI, como a dos pontífices que entendieron muy bien el significado de la peregrinación a Compostela, tanto en su dimensión religiosa, como en su aportación histórica a la construcción de la identidad europea, recordando, además, su paso por la Ciudad del Apóstol. 
 “Santiago de Compostela”, afirmó el prelado santiagués,” como todos los demás lugares de peregrinación, no es, pues, fin en sí mismo, sino que actúa como umbral que da acceso a nuevas etapas de la vida a través del encuentro con el Señor de la mano del Apóstol Santiago. La peregrinación jacobea se emprende no para instalarse en una experiencia privilegiada, sino para dejarse cambiar de manera imprevisible y así retornar a la vida ordinaria con unas actitudes completamente nuevas, dispuestos a dar testimonio”.

 Monseñor Barrio aseguró, además, que “el rito y el misterio de la peregrinación jacobea aparecen constantes a lo largo de la historia, independientemente de los cambios y avances culturales que se producen. La tradición cultural de la peregrinación a Santiago de Compostela, en cuanto símbolo histórico y religioso, sigue siendo en el tercer milenio un instrumento adecuado y útil, susceptible de expresar el sentido profundo de la existencia humana y, por ende, de la vida de fe cristiana”.


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